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Pisco

Provincia litoral, que nace en las montañas que dan origen al río Pisco y que recorre la hermosa y accidentada costa de Paracas. Aquel lugar mágico de desiertos salitrosos y mar siempre azul, es, sin duda, la principal reserva natural de nuestro litoral. Sus cerca de 335 000 hectáreas se extienden desde la península del mismo nombre hasta la punta Morro Quemado, al sur de la bahía de la Independencia, protegiendo una extraordinaria diversidad de especies adaptadas a la vida en la estrecha franja que definen las arenas y las olas de la provincia pisco.

El nombre de la región proviene del término quechua písqu, que significa ‘pájaro’ y que tiene su razón de ser en la abundancia de aves guaneras en la zona. En sus tierras, Francisco de Caravantes plantó las cepas de vid traídas desde las islas Canarias, punto de partida de la importante industria del aguardiente de uva que ha dado fama mundial a su nombre.

Cerca de Pisco se halla la caleta de San Andrés, de pescadores artesanales y restaurantes que ofrecen productos marinos, y hacia Paracas, la enigmática figura del Candelabro trazado en la falda de un cerro que mira hacia el mar.

También dentro de la provincia de Pisco se encuentran las islas Ballestas, famosas por sus colonias de lobos de mar. Igualmente, la ciudadela de Tambo Colorado, centro administrativo incaico. No puede dejar de mencionarse que en Humay, pequeño poblado campesino de la provincia, nació Luisa de la Torre, la Beatita de Humay, que forma con Melchorita Saravia y el padre Guatemala la tríada de candidatos iqueños a la santidad de los altares.

Ica se extiende sobre un fértil valle y, no obstante su escasez de agua, puede considerársele una ciudad agrícola en crecimiento. Son abundantes los campos de algodón, pallares, espárragos, frijoles, pecanas y los viñedos. Estos últimos fueron antaño el cultivo más importante de la región, considerada la capital vitivinícola del país. De su rico pasado colonial es posible admirar algunas casonas, haciendas y el viejo edificio del Estanco, construido a fines del siglo XVIII.

La cara marina de Ica se llama San Femando: una impresionante zona costera que se oculta tras la vastedad del desierto, entre las ciudades de Nazca y Marcona. Las mayores loberías de la costa y el refugio de legiones de aves entre las que destaca el cóndor andino que se dan cita en este rincón para formar un espectáculo de belleza indescriptible. Playas pequeñas y numerosas puntas e islotes ideales para el buceo y la pesca. Éste es, sin lugar a dudas, un santuario de la vida natural. Incluso el propio naturalista Charles Darwin fondeó en sus aguas en un lejano 1835.

Atractivos

En los términos de esta provincia, famosa por su gastronomía, en especial sus dulces, se ubican algunas haciendas vitivinícolas de prestigio y tradición, como Vista Alegre, Tacama y Ocucaje. También, el pueblo de Cachiche, célebre por sus brujos y curanderos, sólo comparable, a este respecto, con Salas, en el norte (Lambayeque). También, naturalmente, la laguna de Huacachina.

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