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CARNAVAL DE CUCHUMBAYA


Una de las tradiciones más populares y alegres de nuestro país son los carnavales. Esta festividad se entrelaza con las experiencias del mundo andino y las influencias traídas por los españoles. El carnaval es una celebración mágica donde lo cotidiano y lo extraordinario se fusionan, adquiriendo una variedad de expresiones y colores.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Los carnavales son festividades populares de fecha móvil. El rey Momo o Ño Carnavalón es ampliamente conocido y practicado en toda la subregión, aunque con ciertas variaciones. Esta celebración, llena de colorido y emoción, dura una semana y se caracteriza por el uso de agua, polvos, serpentinas, chisguetes y mezclas de diferentes elementos. El juego con agua es especialmente común y distintivo, utilizando globos o recipientes de agua, y generalmente son los más jóvenes de cada hogar quienes participan en él.

CONTEXTO CULTURAL Y UBICACIÓN GEOGRÁFICA

Cuchumbaya se encuentra en una región de clima templado frío, con temperaturas que oscilan entre los 16 y 23°C durante la mayor parte del año, y en invierno descienden hasta los 4 a 7°C. Además, cuenta con manantiales de agua que alcanzan los 65°C y el valle de Llojo, que es conocido por su variada producción de frutas. La danza del Carnaval de Cuchumbaya se difunde principalmente en el distrito homónimo.


CARACTERÍSTICAS DE LA DANZA

El Carnaval de Cuchumbaya es una celebración que destaca por su danza tradicional, en la cual participan principalmente solteros. Durante esta festividad, las mujeres se adornan con coloridas cintas y flores en sus sombreros, mientras que los hombres optan por adornarse solo con flores.

El domingo de carnavales, los jóvenes forman grupos llamados «pandillas» y recorren las calles del pueblo equipados con polvos, mixtura, agua y serpentinas, buscando divertirse con las muchachas del lugar. Estas, a su vez, se organizan en pequeños grupos para defenderse de las travesuras de los jóvenes.

El domingo de tentación marca la aparición del Carnavalón, un personaje emblemático de la festividad. Es recibido con algarabía en la plaza del pueblo, donde previamente se lleva a cabo el cortamonte. El Carnavalón visita casa por casa, siendo recibido con chicha, alcohol y comida, a cambio de lo cual se espera recibir su «bendición», que consiste en un golpe de membrillo sujeto en la punta del lazo que lleva consigo.

Al concluir el día, en presencia de todos los pobladores en la plaza, el Carnavalón lanza su lazo y la persona atrapada por este será la encargada de vestirse e interpretar el personaje el próximo año. Aquel que no cumpla con esta responsabilidad será castigado llevando el cargo durante tres años, y en caso de persistir en su incumplimiento, se dice que sufrirá consecuencias.