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El Palacio Arsobispal

Descripción

Construcción virreinal de reminiscencias árabes levantada sobre las bases de lo que originalmente fuera el palacio de Inca Roca y actual Museo de Arte Religioso. Tras la conquista, fue habitado sucesivamente por distintas personalidades como el obispo Fray Vicente de Valverde, los marqueses de San Juan de Buena vista, y por los Valverde Contreras y Jarava, marqueses de Rocafuerte.

El muro perimetral, formado por grandes bloques de piedra, es un testimonio impresionante sobre el pasado incaico de este edificio.

Sobre él se alza una sencilla pared de adobe y se impone la portada de piedra con los escudos labrados de sus antiguos propietarios. Las columnas en espiral, a ambos lados de la puerta principal, sugieren que se trata de una obra tardía, quizá del siglo XVIII. Otro detalle singular de la fachada es el balcón esquinero, ricamente tallado, que rodea la ventana de ajimez (ventana arqueada, dividida en el centro por una columna) con columnilla en la esquina y celosías de reminiscencias mudéjares.

Su interior está articulado por un gran patio renacentista con arquerías de piedra y azulejos sobre las paredes. Alrededor se encuentran las salas del museo que, desde 1966, alberga la colección de arte religioso formada por José Orihuela Yábar. Todo el edificio fue íntegramente restaurado después del terremoto de 1950.

Célebre, también, por tener entre sus muros la famosa Piedra de los Doce Ángulos, en la calle Hatun Rumíyoc.

Los sitios que resaltan son

La Capilla

En el origen del oratorio de esta morada fue otro; cuando se realizaron las refacciones se unieron tres ambientes que luego se convirtieron en lo que hoy en día llamamos «capilla del Palacio Arzobispal», donde se puede apreciar exquisitas obras de arte, como son:

El retablo mayor de la capilla: De estilo barroco, labrado en madera de cedro y dorado a la hoja de oro de 22 quilates, con una talla muy fina y elaborada, que pertenecía en origen a la capilla de la hacienda de Huaraypata de donde fue trasladado y colocado en el emplazamiento que hoy en día se encuentra.

En este ambiente podemos apreciar, además del retablo antes mencionado, tres ventanas con sus respectivos vitrales realizados entre los años 1960 a 1970, uno de ellos representa al Señor de los Temblores y a la fachada de la catedral; el segundo la Virgen de la Inmaculada inspirado en Murillo y abajo el escudo heráldico del Cusco. Luego una galería de seis pequeños cuadros en representacion a la vida de la Virgen María y Jesús Niño, obras pintadas por el maestro cusqueño Marcos Zapata; es notoria la presencia de un pequeño órgano blando, este fue el primer órgano traído a América el Sur para la catedral del Cusco, sobre estos órganos blandos aparecen dos leones de bronce. El techo posee un artesonado elaborado en madera de cedro casetonado.

Pinturas: Que también se observan en esta sala son: Cristo Crucificado, realizado por el español Alonso el Cano; La Virgen de la Inmaculada, de estilo barroco con influencia de la escuela española, finalmente también se aprecia dos cuadros de santas vírgenes mártires, una de ellas representa a «Santa Catalina de Alejandrina» y la otra a «Santa Bárbara», por otra parte también está «la Virgen de la Leche» dando de lactar al niño Jesus.

El salón dorado

En esta sala se observa varios sillones en el estrado principal, diferenciándose en la parte central el sillón episcopal. Observando el muro del fondo se ven varias pinturas de la Virgen de Belén de diferentes autores y diferentes épocas, lo especial de esta virgen es que tiene al niño Jesús envuelto y fajado a la usanza indígena.

El techo posee un artesonado de madera de cedro con decoración casetonada de exquisita elaboración. En un lado se aprecia la cabeza de los obispos, luego un arco que es de la época de su construcción. Dicen a que este edificio sirvió de posada al 1er Obispo del Cusco y del Perú.

Siguiendo con la visita en otra sala se observa un cuadro valioso que representa a la «Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad» lo importante es que está decorado con brocateo de oro que por lo general es denominado «estofado al pan de oro» (sobre aplicación de oro). Luego apreciamos el cuadro que representa a San Agustín llevando un Corazón Ardiente, en una de sus manos sostiene el corazón y en la otra la pluma con la que está escribiendo un libro y para poder inspirarse mira la Biblia la misma que esta iluminada por la luz divina. También se ve un cuadro del Papa San Gregorio el Magno, que se está inspirando en el Espíritu Santo. Finalmente existen varios cuadros más que son de sumo interés, visítelo y contágiese con estas obras interesantes.

Dirección: Intersección de las calles Hatun Rumíyoc y Jr. Herrajes.

TEL: (084) 222781.

Horario de atención: Lunes a sábado de 8:00 a 11:30 y de 15:00 a 17:30; domingos de 14:00 a 17:30 hrs.