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Castilla

Distrito Castilla

HISTORIA DEL DISTRITO

La historia de Castilla se remonta a los orígenes de los tallanes, etnia piurana que surgió aproximadamente hacia el 500 o 600 d.C., y que estuvo conformada por un extenso grupo de curacazgos o señoríos establecidos a lo largo de los valles del Río Piura y Tumbes. Política y administrativamente, los tallanes nunca llegaron a constituirse en un Estado propiamente dicho, sin embargo, sí desarrollaron y conservaron a través de los siglos la cohesión socio-cultural necesaria para identificarse como una misma nación.

El gobierno de los tallanes se caracterizó por el dominio fuerte y autoritario de sus caciques o jefes étnicos, la jerarquización o división de clases fue notablemente marcada y se distinguieron, además de la nobleza y el pueblo, la clase sacerdotal. Respecto a la sucesión de la jefatura o gobierno, entre los tallanes fue posible el ascenso de mujeres cacicas o «capullanas» al poder. Aunque se conoce por documentos de la época que estas mujeres-gobernantes asumieron el control de sus cacicazgos de manera similar a los hombres, se cree que en tiempo pre-hispánicos accedieron al gobierno sólo bajo circunstancias particulares, como la ausencia de un posible heredero varón al cacicazgo.

En cuanto a su economía, los tallanes se caracterizaron por una marcada especialización del trabajo, la cual se materializó en la diferenciación de oficios a nivel de comunidades. De esta manera, se constituyeron pueblos netamente salineros, orfebres, tejedores, ceramistas, ganaderos y «comerciantes» o truequeros. Además de estas actividades, se desarrollaron fundamentalmente para el sustento de las comunidades la agricultura y la pesca. En el caso de la primera, los tallanes afrontaron la adversidad climatológica mediante acequias o canales de regadío, heredados de mochicas y sicanes, que les permitieron extender sus tierras de cultivo. En lo que respecta a la pesca, esta fue esencialmente de tollo, fresco para el consumo, y seco para el trueque y pago de tributos. Asimismo, se destacó el desarrollo y oficio de la navegación como medio para el desarrollo de otra de las actividades cardinales en la economía de los tallanes: el trueque o «comercio».

Aproximadamente desde los años 1350 y 1400 d.C. la dinámica sociedad de los tallan se vio sometida por el altamente militarizado Reino Chimú. Aunque poderoso y bien organizado, el gobierno ejercido por este reino no pretendió ni produjo mayores cambios en la estructura político-administrativa de los tallanes. El principal objetivo de los chimus, con esta y otras conquistas, fue el obtener una mayor cantidad de tributos y ofrendas que permitieran continuar con el boato, bienestar y poderío de su reino.

No obstante, pocos años duro esta hegemonía Chimú sobre tierras piuranas y demás valles de la costa norte, pues a mediados del siglo XV este reino caía ante los ejércitos y ambiciones expansivas del Inca Túpac Yupanqui. Posteriormente, su sucesor, el Inca Huina Capac realizaría importantes campañas militares sobre la costa norte, e instauraría un gobierno absoluto sobre los tallanes. Un régimen de mayor control político, económico y socio-cultural se inicio con el penúltimo de los incas.

Al igual que los chimús, el gobierno de los cusqueños estaba destinado no durar. Con poco menos de medio siglo en tierras piuranas, el régimen incaico se ve interrumpido por el arribo de las huestes españolas en 1532. La posterior conquista e instauración del Virreinato del Perú genero, tanto deliberada como involuntariamente, una serie de cambios y transformaciones sustanciales en todos y cada uno de los estratos de la vida diaria de las etnias amerindias.

Como sucedió en todo el virreinato, el gobierno efectivo de los españoles se iniciaba con la fundación de la villa de españoles y el repartimiento de indios ; en el caso de Piura la villa de cristianos debió trasladarse hasta en cuatro ocasiones para hallar su asiento definitivo. Su primera fundación, en 1532, se realiza con el nombre de San Miguel de Tangarará, y se sitúa a la margen derecha del río Chira. Dos años después, por cuestiones de salubridad, se traslada alasentamiento del Monte de los Padres en el Alto Piura (La Matanza), sin embargo, el clima malsano obliga a un tercer traslado, la ciudad se funda en el Puerto de San Francisco de la Buena Esperanza de Paita en 1578..

Finalmente, debido al saqueo de piratas y otras adversidades climatológicas, la ciudad se traslada por última vez al asiento de El Chilcal o Tacalá. Este último, identificado como sitio de la actual Castilla, fue en tiempos prehispánicos uno de los cuatros curacazgos tardíos de la cultura Tallan, establecidos en las proximidades del Río Piura. Durante los siglos XVII y XVIII, el asiento de Tacalá se mantuvo como parte de la ciudad, rebautizada con el nombre de San Miguel del Villar de Piura, y mantuvo estrechas relaciones con las distintas parcialidades (pueblos menores) del pueblo-reducción de indios San Juan del Valle de Catacaos; y las distintas haciendas-estancias de españoles.

En el siglo XVIII, el Obispo de Trujillo, Jaime Martínez de Compañón, llevo a cabo una exhaustiva visita de su arquidiócesis, que comprendía en aquel entonces el actual departamento de Piura, y que resultó en un valioso y muy completo trabajo etno-geográfico de los distintos núcleos poblacionales de la época. Gracias a su obra tenemos noticia de los más antiguos asientos coloniales y haciendas-estancias que sobreviven hasta hoy como centros poblados.

De la información recogida por el Obispo en el año de 1785, podemos observar ya la existencia de la hacienda de Chapaira, que subsiste actualmente como caserío; y las haciendas de Guápalas, Nómala, Malingas y Locuto, ahora áreas despobladas y limítrofes de Castilla con el distrito de Tambogrande. En buena medida, se aprecia como el desarrollo económico y demográfico de Castilla es pautado por la formación de haciendas y fundos, los cuales se multiplicaron y enriquecieron a lo largo del siglo XIX; y continuaron con sus actividades hasta mediados del siglo siguiente. Estas haciendas, habitadas inicialmente por las familias trabajadoras, se mantienen hasta la actualidad como urbanizaciones, asentamientos humanos o caseríos del actual distrito.

Entre las haciendas y fundos que evolucionaron a centros poblados, podemos destacar: La Obrilla, San Rafael, San Vicente, El Papayo, Terela, Miraflores, Tacalá, Las Montero y Chiclayito. Actualmente el distrito de Castilla está organizado en 22 asentamientos humanos reconocidos, 5 no reconocidos, 3 urbanizaciones y 8 caseríos.

Políticamente, hasta 1855 Tacalá formo parte del distrito de Piura, pero con la victoria de La Palma, obtenido ante Ecuador, el Gobernador Litoral, don Ramón López Lavalle solicitó se eleve a la categoría de distrito el sitio de Tacalá, la medida se hiso efectiva a través de la Ley Transitoria promulgada el 02 de Enero de 1857, por el entonces presidente Ramón Castilla. En 1860 se cambio el nombre por el de Castilla, en honor al Libertador.

El 30 de Marzo de 1861, se decreta la Ley de creación del distrito de Castilla, como parte de la Provincia de Piura. No obstante, en Agosto de 1908 Castilla retorna a formar parte de Piura, mediante la Ley 723, en razón de su cercanía a esta ciudad. Finalmente, el 13 de Agosto de 1920, el Presidente Augusto B. Leguía, promulga la Ley Regional 208, por la cual se reivindican políticamente y devuelve la categoría de Distrito a Castilla

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