Kotosh
Kotosh Huanuco
El centro arqueológico de kotosh huanuco, esta ubicado a sólo 5 Km. al oeste de la ciudad de Huánuco, se encuentra el templo de Kotosh, que data del periodo precerámico o arcaico final (11 000 – 6 600 a.c.).
Su descubrimiento ocurrió en los inicios de la década de 1960, en un estudio realizado por arqueólogos japoneses, quienes fueron dirigidos por Seiichi Izumi, quien logró dejar ver que bajo una edificación llamada «Los Nichitos», se hallo lo que hoy se conoce como «El Templo de las Manos Cruzadas», llamado así porque en una de sus paredes se encontró dos esculturas que representan un par de manos cruzadas.
Kotosh estaba formado por una cadena de tres templos similares, levantados sobre escenarios construidos y apoyadas sobre la ladera del cerro. En un caso, la mano derecha sobre la izquierda y en otro la izquierda sobre la derecha, por lo que se cree que tuvo relación con alguna idea de dualidad presente en la cosmovisión de los antiguos peruanos de esta parte del país. Lo construyeron cerca al río Higueras, un afluente del río Huallaga, muy cerca de donde hoy en día está la ciudad de Huánuco.
El clima y la geografía son propicios para la vida humana así como para el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Las construcciones más antiguas de Kotosh datan de alrededor del 2000 a.C. y siguieron viviendo allí hasta los primeros años de nuestra era.
Descripción
Es considerado como uno de los templos más antiguos del Perú y de América (data de hace 4000 años), desde que fuera investigada en 1958 por la misión arqueológica de la Universidad de Tokio a cargo del Dr. Seiichi Izumi.
Aunque en años recientes se han descubierto templos más antiguos que Kotosh, no ha dejado de ser, en la actualidad, uno de los sitios arqueológicos más importantes del Perú y evidencia de que la antigua civilización peruana estaba en tiempos remotos organizada en torno a Templos formando una sociedad compleja.
Kotosh Mito, y el Templo de las Manos Cruzadas
Como ya se mencionó, el Templo de las Manos Cruzadas es el más famoso, y el que hoy en día se puede visitar y conocer, pues ha sido preparado para recibir a los visitantes. Tiene forma rectangular y mide 9.5 metros de largo por 9.3 metros de ancho (prácticamente es un cuadrado).
Sus muros tuvieron una altura de 2.4 a 2.8 metros, los que fueron enlucidos con una fina capa de barro color blanco-crema y engalanados con nichos y hornacinas grandes de forma trapezoidal imitando puertas selladas. Como los templos de su tradición, el piso está dividido en dos niveles con un fogón central en el nivel inferior y un conducto de ventilación para dicho fogón.
A ambos lados de la hornacina trapezoidal que da frente al único ingreso está este par de nichos que lucen en su parte inferior esculturas modeladas en barro crudo representando un par de manos cruzadas, formando una «X». Estas son las esculturas que le dieron nombre al templo y que al momento de su descubrimiento causaron gran admiración por considerárseles las esculturas más antiguas nunca antes encontradas. Sobre su significado los estudiosos del tema han deducido que se relaciona con el concepto de dualidad, tradición profundamente arraigada en el ceremonial peruano desde tiempos remotos (prueba de ello, es Kotosh mismo).
El dualismo esta representado en el par de manos bajo el nicho a la izquierda de la hornacina central y su contraparte, a la derecha, otro par de manos bajo su respectivo nicho. El doble nivel del piso del templo también es tomado como expresión material del «dualismo» en este sitio. Kotosh en la época del Templo de las Manos Cruzadas estaba formado por una cadena de tres templos similares levantados sobre sendas plataformas construidas recostadas sobre la ladera del cerro.
En la plataforma alta se ubicó un templo que no se ha conservados hasta la actualidad, en la plataforma media, el Templo de las Manos Cruzadas y en la plataforma más baja, un par de cuartos gemelos. Todos funcionaron simultáneamente y las actividades que en ellos se realizaban estaban relacionadas entre sí formando un conjunto ceremonial. En total la altura de las tres plataformas suma 15 metros de altura.
Construir los templos de Kotosh demandó de sus constructores una amplia fuerza laboral organizada, con división del trabajo y el concurso de mano de obra especializada (como albañiles, arquitectos y artesanos) que sin duda provino de los asentamientos próximos a este sitio. Las investigaciones arqueológicas han identificado en las cercanías varias aldeas contemporáneas, así como otros templos de la tradición Mito como Wairajirca y Shillacoto.
El Enterramiento Ritual
Cuando se enterraba un templo no se le cubría simplemente con tierra. Las investigaciones arqueológicas han descubierto que un complejo ritual acompañó la despedida del templo viejo y la construcción de uno nuevo. A esta ceremonia se la ha llamado «enterramiento ritual», y se la ha practicado desde esa época hasta la llegada de los españoles en 1532.
Primero se cubrió el piso con arena fina de río hasta una altura de un metro y medio, luego se cubrió el resto de la altura con tierra y cantos rodados hasta alcanzar la altura del techo. Encima una capa de 60 centímetros de espesor de tierra color marrón, muy abundante en la zona.
Inmediatamente se construyeron el fogón y los conductos de ventilación del nuevo templo. Paso siguiente, se cubrió el piso con una capa de cenizas, simbolizando que lo nuevo crece sobre las cenizas de lo antiguo. A continuación otra capa de tierra marrón, preparando el piso del nuevo templo. Se construyen las nuevas banquetas bajas. Se construyen los nuevos muros para formar un nuevo cuarto. Finalmente se enlucen el piso y las paredes. Ahora se tiene un nuevo templo, aunque igual en forma y diseño al antiguo.
Algunos investigadores asocian este proceso de enterramiento ritual con la técnica agrícola de la «roza y quema», la que consiste en limpiar de maleza y arbustos el terreno, incendiando posteriormente el campo ha ser cultivado, y sobre este campo de cenizas se prepara un sembrío.
Esta técnica sigue siendo usada hasta la actualidad en la zona de «selva alta» (zona ecológica muy próxima a Kotosh) y en toda aquella región cubierta de densa vegetación pero con suelos pobres en nutrientes. La ventaja es que al arrasar la vegetación y luego quemarla fertiliza suelos pobres, lo que permite la agricultura en lugares donde normalmente no se podría. La desventaja es que este sistema permite pocos años de cosechas pues agota rápidamente el suelo, dejándolo como un páramo, yermo, expuesto a la erosión.
Los Otros Períodos
Hacia el año 1500 a.C. aparece la cerámica y los templos mito en Kotosh son abandonados, y con ellos las creencias que guiaron a los hombres de esa época. Un período importante del pasado andino terminó para dar paso a otro.
Cerca de los antiguos templos Mito se construyeron nuevos edificios que albergarán a los pobladores de Kotosh hasta el año 1000 a.C. Son las construcciones de la época llamada » Kotosh – Wairajirca». Entre los años 1000 y el 700 a.C. se construyen nuevas estructuras y se produce un nuevo estilo en la cerámica, por eso se le considera a esta etapa un nuevo período llamado Kotosh-Kotosh.
Hacia el año 700 se destruyen las construcciones antiguas y se levantan nuevos y grandes edificios, coincidiendo con la producción de un nuevo estilo de cerámica muy parecido a los de Chavín de Huántar. Por eso a este período se le llama Kotosh-Chavín. Entre el año 250 y el 1 a.C. los habitantes de Kotosh se distancian de Chavín, construyen nuevos edificios y produce cerámica de un nuevo tipo, llamado por los arqueólogos Kotosh-Sajarapatac.
Finalmente entre el año 1 d.C. (aproximadamente) y las décadas posteriores los habitantes en Kotosh viven el final de otro período importante. En esos años el sitio es abandonado y los pobladores se mudan a otra parte.
Hoy en día Kotosh es una de las huacas más importantes del Perú, pues es una de las bases sobre las que levanta y sostiene nuestra cultura.